Cómo hablarle a un bebé/niño de entre 18 y 36 meses

Si tu bebé se va acercando a los 18 meses o está en ese rango, quizás estés empezando a experimentar cierta frustración porque tu hij@ no obedece, te ignora, no entiende…

Y es que muchas veces los adultos no sabemos cómo dirigirnos a un pequeño cuyo cerebro se encuentra en constante desarrollo, y cuyas capacidades son (obviamente) diferentes a las nuestras.

Es probable que esos “no me obedece”, “pasa de mí” o “me ignora” sean interpretaciones erróneas, y el problema está en cómo te comunicas con tu hij@.

En este artículo te quiero dejar algunas sugerencias a la hora de comunicarte con tu peque entre 18 y 36 meses:

  • Sé claro y concreto. Tu peque no entiende qué es “portarse bien”, por ejemplo.

Debemos ser claros y concretos con aquello que le estamos diciendo o pidiendo.

 

En vez de decirle “hijo/a, pórtate bien” o “sé bueno”, puedes decirle “hija, aquí tenemos que hablar bajito” o “aquí miramos las cosas, pero no las tocamos”.

 

  • Utiliza frases cortas para que a tu peque le dé tiempo a procesarla. Si dices demasiadas cosas es probable que solo entienda y procese algunas de las palabras que has dicho, pero no todo el discurso.

Por ejemplo, en vez de “mi amor, ven a vestirte, tenemos que darnos prisa que si no vamos a llegar tarde al médico y entonces tendremos que esperar mucho rato y te aburrirás…” podemos decir “hijo, es tarde, vamos a vestirnos rápido”.

 

  • Evita los NO constantes, pero cuando sea necesario úsalo.

Desde luego, no hay nada más claro, concreto y corto que NO.

Sin embargo, si abusas de él y constantemente le dices a tu hij@ que no a todo, dejará de escucharte. Se convertirá en una especie de “ruido de fondo” que ya no tendrá sentido para él o ella.

 

Si los usas solo cuando sea estrictamente necesario tu hijo o hija entenderá que lo que le estás diciendo es un límite importante que debe respetar.

 

Hay muchas formas de evitar decir NO a todas horas: desde evitar aquellas situaciones en las que sabemos que nuestro peque va a hacer cosas que no debe (por ejemplo, ir de compras a un lugar super llamativo en el que quiera tocarlo todo) hasta aprender a hablar en positivo o buscando alternativas (por ejemplo, si tu peque te pide un helado un martes al salir del colegio le puedes decir “me parece buena idea, tomaremos un helado el fin de semana”.

  • Pon en el final de la frase aquello en lo que quieras poner énfasis. Esto es especialmente útil cuanto más pequeño sea tu hijo.

 

Si dices algo así como “en la casa de la abuela no se salta en la cama” en su cerebro quedarán más fijadas las últimas palabras de la frase, en este caso “saltar en la cama”. El mensaje no habrá sido entendido del todo.

 

Mejor puedes decir “en casa de la abuela, saltar en la cama NO”. Ponemos el NO al final para que no se pierda en la frase y tu hij@ entienda bien el mensaje. También puedes orientarlo de otra manera y decir “si quieres saltar en la cama lo puedes hacer aquí, en nuestra casa”.

 

  • Explícale cómo si hacer las cosas. Esta es una manera de evitar los no. Busca cómo transmitir el mensaje en positivo, diciendo lo que sí puede hacer en vez de lo que no.

 

Por ejemplo, en vez de decir “no se pinta en la pared”, podemos decir “pintamos en el papel”.

 

Así somos concretos con lo que queremos. Si decimos “no se puede pintar en la pared” tu hijo no tiene porqué saber que tampoco se puede pintar en el suelo o en la ropa. En cambio “pintamos en el papel” es mucho más claro y delimitado.

 

  • Utiliza una comunicación cooperativa. Es decir, una comunicación en la que te incluyas. Esta forma de comunicarse hace sentir a tu hija parte de un equipo, y así será mucho más receptiva a la hora de escucharte.

 

Por ejemplo, en vez de decir “tienes que recoger tus juguetes” le puedes decir “¡vamos a recoger los juguetes!”. No quiere decir que tú los tienes que recoger, pero el hecho de decirlo así y acompañar a tu hijo mientras hace la tarea hará que sea para él o ella mucho más sencillo. Si además le ayudas y das ejemplo de cómo recoger los juguetes, más fácil será que pueda entender cómo llevar a cabo la tarea.

  • Usa un tono de voz amable, firme y claro. A todos nos gusta que nos hablen con un buen tono de voz. Cuando detectamos enfado, reproche, impaciencia… nuestro cerebro rechaza esas formas y nos cerramos a razonar y escuchar el mensaje.

Con los niños pasa exactamente igual. Si nos notan enfadados o alterados lo más probable es que cierren el canal de comunicación y ellos también se enfaden.

 

O si notan que nuestro tono de voz no es firme, es dubitativo… es fácil que no nos tomen en serio.

Este tema es difícil porque el tono de voz nos suele salir en automático, y cambiarlo requiere de consciencia y entrenamiento. Pero vale la pena.

 

  • Ajusta expectativas y sé comprensivo/a. No creas que por usar estas técnicas tu hijo o hija te va a escuchar y hacer caso siempre. Aprender a comunicarnos con nuestros peques allana el camino y lo hace más sencillo. Pero no olvidemos que son niños y niñas que están explorando el mundo, que tienen sus propios planes y preferencias y que están aprendiendo a relacionarse con el mundo y la sociedad en la que vivimos.

Es necesario que repitamos muchas veces el mensaje hasta que sea asumido. Incluso…estoy segura de que a ti que eres un adulto o adulta, todavía te tienen que recordar algunas cosas jeje.

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